Soy una heroína
Hoy le dije al despertador cinco minutos más y no me hizo caso, corrí como rayo para estar lista, me dije: “báñate rápido, arréglate el cabello y maquíllate, hoy hay cosas importantes en el trabajo”, un desayuno rápido y el café hasta la oficina.
Salí corriendo, tome el autobús y luche por alcanzarlo, la mirada del chofer me hizo darme cuenta que me veía bien, aunque sus ojos querían traspasar mi ropa, un poco incomoda pero lista, en el camión no hay lugares, hago uso de mi fuerza para sostenerme, mi bolsa y portafolios llenos, mentalmente hago un recuento de lo que traigo: cartera, maquillaje, perfume, dulces y otras cosas que no recuerdo cuando llegaron ahí, sí todo sigue en su lugar, otras mujeres llevan al igual que yo sus bolsas y pendientes, algunos duermen, que bien me caerían 5 minutos de sueño.
Bajo corriendo y llego a mi escritorio, mil recados, pendientes para el día, con mi mirada veloz leo lo más urgente, suena el teléfono, enciendo la computadora, mi jefe habla, ruido, voces, miradas… ¿Cómo estas? Me llego el catalogo, ¿Dónde vas a comer hoy? Señorita, ¿ya tiene todo listo para la junta? Voces y miradas tratan de tirarme, pongo mi escudo y pienso: “es hora de un café” sonrío y camino, leyendo mis pendientes, mi súper mente acomoda todo en su lugar, por fin… café, sin crema y poca azúcar, necesito bajar.
Resuelvo el día, salvo tres veces a mi jefe, cinco a mi amiga, ¿Dónde tiene la cabeza? Su novio no es tan guapo. Suena mi teléfono móvil, preguntas largas, respuestas cortas: “sí, ya compré todo, todo bien mamá” de reojo me veo e el reflejo del vidrio de una ventana, mi cabello no esta como quiero, pero mi mano se encarga de ello, poniéndolo a mi gusto, creo que me hace falta un corte.
Leo, escribo, respondo a la velocidad de la luz, es hora de comer, llega mi amiga, hace que me ponga a pensar porque los hombres solo ven nuestro exterior, su maquillaje se ve a kilómetros, me pongo mis lentes para que no se de cuenta. Es hora de las noticias mientras traen la sopa y el guisado, ella dice: “supiste que X ¿está saliendo con su jefe?
Al chofer le gusta X, no sé porque no salen; ¿viste a fulanito que bien le queda ese pantalón? Mientras trato de recordarlos mi mente se va más lejos de ese comedor, de mi oficina… y mi mente me hace confirmar al oírla hablar, por qué los hombres prefieren a las brutas.
Regreso a la oficina, nada interesante, un cigarro ayuda a volver y esperar la hora de salida, un mensaje a mi teléfono, de ese que su madre no le dio una buena nalgada de chiquito y sólo sabe quitar el tiempo, ¿Cuándo será su cumpleaños? Para regalarle un diccionario.
Salgo a casa, pensando ¿Dónde estas?
Miradas en el camino que quieren traspasar mi ropa, nadie a quien querer quitarle la suya. Camino, respiro, esperando encontrarte en la puerta de mi casa, pero sé que estas lejos. Enciendo mi computadora, mientras me pongo cómoda, me quito el traje de súper héroe, para estar lista para ti, un poco de café para la charla, prepararme para leerte, abro mi página y te leo, me haces sonrojar, me haces reír, sabes hacer que olvide a mis archienemigos junto a mis zapatillas, fuera el maquillaje y demás enemigos de mi día, trafico, ruido, voces, miradas; contigo puedo ser solamente yo, con un pants y sudadera, el cabello recogido, la sonrisa de tu foto y tus palabras me dicen que eso no hace falta.
Puedo ser yo contigo, sin trajes de heroína.
K- Eco
(gracias por compartirme estas lineas K- Eco... Char)
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