El
rompimiento
Toda
relación humana causa y crea un impacto que genera una marca en nuestras vidas,
de las cuales es difícil de superar sino se da un tiempo suficiente para sanar
esta experiencia.
No
solo me refiero a las relaciones de pareja, sino a toda relación humana, pero
algunas marcas no son sencillas de notar y menos de superar.
Partamos
de las relaciones de pareja, y el impacto que nos dan en la vida. Si lo vemos
desde un punto de vista neutral y positivo, cuando iniciamos una relación de
noviazgo, compartimos y experimentamos cosas que de primer momento por las
sensaciones y novedad juegan más un papel divertido y la adaptación es natural,
que cosas negativas.
Cuando
se da el quiebre o rompimiento, es fácil caer en extremos que van desde
sentimientos de dolor, tristeza, hasta ternura y lindos recuerdos hasta después
de un tiempo ver las cosas sin dolor. Después de que se termina una relación es
común pasar por estos sentimientos, que en algunos momentos hacen que caigamos
en posturas o actitudes más violentas o agresivas contra esa persona afectándonos
a nosotros mismos y a lo que comúnmente llamamos estar despechado.
Todos
los sentimientos se alteran y hace que hagamos y digamos cosas que podemos
llegar a arrepentirnos pero es por tener una acumulada carga de cosas que no se
acomodaron en el lugar y momento indicado.
Cuando
se da un pleito o una diferencia en una relación suelen salir comentarios muy
añejos, de mucho tiempo, que no se dijeron en el momento y lugar adecuado, y
cuando se dicen ya es en algunas ocasiones demasiado tarde y traen más cosas
agregadas o acumuladas con sentimientos negativos.
¿Por
qué se da esto? Porque no nos enseñaron
a decir las cosas malas en una relación humana, sea del tipo que sea la
relación y aquí es donde este rompimiento abarca más aéreas de nuestras vidas y
se ven reflejadas en los rompimientos de
las relaciones de pareja.
En
muchos momentos de nuestra vida, hemos vivido cosas negativas, algunas que por
la naturaleza propia de nuestra mente bloqueamos, al grado de que puede pasar
que encontramos a alguien en la calle y pensamos: “ahí va tal persona, pero ya
no recuerdo por que nos peleamos, sólo sé que no le hablo”. La mente hizo su
parte, sano nuestras heridas pero también se dieron los factores del tiempo y
con la distancia poco a poco acomodaron las cosas.
En
un caso más cercano y complicado como lo es con uno de nuestros padres o
hermanos, no es fácil poner distancia, no es sencillo alejarse y simplemente
dar la vuelta. Algunos optan por salirse en la primera oportunidad que se les
presenta, que puede ser con situaciones socialmente muy validas, pero que en el
fondo tienen esta razón, no querer estar más cerca de esa persona que me
desagrada y causa conflicto. Pero no se soluciono nada, solo nos alejamos,
enfriamos el sentimiento, nada más.
¿Cómo
resolverlo, cómo darme cuenta? Esta es una dinámica complicada, que requiere de
mucha sinceridad, honestidad, franqueza y humildad. (...)
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